INTRODUCCIÓN SOBRE ESTE TEMA




Las alteraciones de la salud mental, también llamadas trastornos mentales, son comunes y varían en intensidad. Estas alteraciones afectan el pensamiento, las emociones y el comportamiento, y cuando son graves o duraderas, se convierten en enfermedades mentales. Casi la mitad de los adultos experimenta un trastorno mental en algún momento de su vida, siendo la depresión la principal causa de discapacidad. A pesar de su prevalencia, solo una pequeña parte de las personas afectadas recibe tratamiento.

Aunque ha habido avances en la comprensión y el tratamiento de estas enfermedades, el estigma persiste. A menudo se culpa a las personas afectadas o se las considera menos capaces. Sin embargo, la creciente conciencia del impacto de la enfermedad mental en los costos de atención médica y la productividad laboral está cambiando esta percepción.

Distinguir entre la enfermedad mental y el comportamiento normal puede ser difícil. Por ejemplo, la tristeza por una pérdida puede confundirse con depresión, o la preocupación por el trabajo con un trastorno de ansiedad. La línea que separa los rasgos de personalidad de los trastornos de personalidad también puede ser borrosa.

Por lo tanto, es más útil considerar la salud mental y la enfermedad mental como un espectro continuo. La distinción se basa en la gravedad y duración de los síntomas, y en cómo afectan la capacidad de funcionar en la vida diaria.